Hay series que llegan a calar hondo de lo buenas que son, otras no se sabe muy bien porqué, aún sin ser obras maestras, se convierten en series de culto. Una de ellas es la de nuestro amigo Michael Knight a bordo de KITT, que a lo largo de la década de los 80 nos hicieron pasar grandes ratos frente al televisor, y que gracias a Antena 3 o Cuatro los hemos tenido hasta nuestros días.

Cuando me enteré de que la NBC había dado luz verde para hacer una especie de continuación/remake temí que si al final llegaban a algo, no sería nada bueno. Si es que cuando a un director o cadena se le ocurre hacer un remake de algo, hay que ponerse a temblar de la pedazo moñiga que puede salir.

En enero de 2008, comenzaron a aparecer los primeros teasers. Pintaba bien. El coche, un Ford Mustang, sin tener tanto carisma como nuestro querido KITT, y habiendo sido utilizado en múltiples películas como en «Soy Leyenda» no quedaba tan mal. Y al igual que «The Hoff» en su momento, el nuevo piloto, Justin Bruening, era un actor completamente desconocido.

Un mes más tarde, llegó el gran día, 12 millones de espectadores habían visto el nuevo episodio o short film. Una buena cifra, de hecho, la mayor lograda por una serie en los últimos cuatro años. Sobre la película, poco que decir. Le falta ritmo, acción, los efectos especiales son bastante mejorables… Lo más importante fue que habían obtenido una buena audiencia lo que se iba a traducir en dar luz verde a una nueva serie de «El coche fantástico».

En septiembre de este mismo año, la serie echó a rodar con un primer capítulo más bien discreto, y que muy a mi pesar arrastraba los mismos errores del episodio piloto, y unos efectos especiales que parece que están hechos con mala leche.

Aún así, tras haber visto unos cuantos capítulos, he de decir que a pesar de que la serie no es la mejor del mundo, me parece cada vez más entrenida, casi tanto como lo fue la original en su día. Recomendada si te gustó mucho la original. Y como no, no me podía olvidar de la famosa frase:

«Un hombre puede marcar la diferencia»