Domingo a la tarde: saturado hasta los topes y con una cola del copón para sacar entradas. Decidimos ponernos a la cola a pesar de tener invitación ya que todos los años hemos tenido que canjearla por la pulserita de turno. Lo mejor: llegas a la taquilla y que te dicen que puedes entrar directamente.

Llegamos a la que creemos la carpa del cómic y unas personas muy amables nos indican que con la invitación no podemos salir y volver a entrar. Le pregunto si podemos ir a la otra carpa y, para mi sorpresa, me contesta que todo está en una sola carpa. Primer gran error. Por fin entramos dentro e intentamos hacernos paso entre los pasillos saturados de gente. Después de visitar unos cuantos stands y ver que los precios de los objetos de segunda mano, en general, siguen siendo igual de abusivos, decidimos ver alguna exposición ya que parece ser lo más interesante del Salón, que de hecho lo fue. Intentamos no pisar a los miles de críos que se amontonan en el suelo devorando ramen como si en su casa no les dieran de comer. Nos acercamos a «la zona manga» y descubrimos que este año no hay escenario sino un salón de actos dentro un cubículo oscuro al que es imposible acceder. Mientras recorremos los pasillos, nos encontramos repetidas veces con un Ash Ketchum y su desafortunado Pikachu a la espalda que no hace otra cosa que golpear a los visitantes, ya que apenas hay espacio para caminar. Hacemos una última parada en un stand de los pocos que venden ramen para comprar la cena (un pequeño capricho que me doy todos los años :)) y para nuestra sorpresa, el espacio que unos minutos antes se encontraba vacío, en ese momento se halla repleto de hambrientos frikis.

En resumen, lo mejor del Salón fueron sin duda las exposiciones y algún que otro stand curioso como, por ejemplo, uno en el que te hacían una camiseta al momento con el diseño que tú eligieras. La única razón para permanecer en el mismo fue el frío que hacía en la calle y lo bien que se estaba allí. Y por supuesto, la agradable compañía. Tirón de orejas para los organizadores. Un evento con 9 ediciones a sus espaldas se merece mucho más de lo que ofrecieron. Como optimistas que somos, no lo damos todo por perdido y esperamos que el año que viene vuelvan con las pilas cargadas y demuestren todo su potencial 🙂

Sí, queridos lectores. Tras ver el trailer oficial de «The Walking Dead» creo que va a ser el pelotazo de la temporada. Llevo leyendo los comics desde hace varios años y engancha mucho. Es una historia de superviviencia en la que no se han olvidado de ninguno de los ingredientes habituales de las películas de terror como son el gore y el sexo.

Trasladar esto a una serie de carne y hueso tiene sus riesgos, sobre todo cuando la historia no ha avanzado tanto como para sacar de ella una temporada completa puesto que en el comic todo está en el aire, aunque supongo que aprovecharán para dotar de mayor profundidad a la historia, y por que no, otorgar a cada personaje un pasado desde el que partir hasta llegar a su presente actual.

Pero en todo caso, son desvarios mios todos estos comentarios. Lo importante es que disfrutemos del trailer y estemos atentos a la noche de Halloween, fecha de estreno de la serie.

Glénat vuelve a deleitarnos con una de las obras más personales de la archiconocida autora de Ranma 1/2, Rumiko Takahashi. En este caso, nos narra la historia de un boxeador, Kosaku Hatanaka, que tiene un estómago sin fondo lo que le acarrea graves problemas en su profesión y con su entrenador, Mukoda, que en algún momento llega a abandonarle por desesperación. En este contexto nos encontramos con la hermana Ángela, una novicia de la que Kosaku está enamorado y que acabará siendo el punto de apoyo de nuestro protagonista durante toda la historia.

Como siempre Rumiko destaca por su brillante manera de crear a los personajes que componen la obra, cada uno con una personalidad distinta y particular. En este aspecto, destacan los personajes secundarios a los que se enfrenta nuestro protagonista.

La obra, compuesta por 4 tomos, vio la luz por primera vez en el año 1987 y no ha sido hasta el pasado 2006 cuando ha visto su fin. La autora ha necesitado casi 20 años para concluirla, lo que por una parte demuestra lo ocupada que ha estado Rumiko con dos de sus obras principales (Ranma 1/2 e Inu Yasha) y el afecto que siente hacia esta obra, a la que ha querido dar final pese a haber transcurrido años entre la publicación de sus tomos.

En definitiva, una obra a la que merece la pena darle una oportunidad y que pese a no haber tenido el éxito arrollador de otras obras de la autora, como Ranma 1/2, Lamu, Maison Ikkoku o Inu Yasha, no defraudará a ninguno de los seguidores de la autora ni a los que aún no la conozcan.